Las dudas de mi dogma

Creo en el tener y retenerte. Creo en el cóncavo de mi convexo. Creo en tus labios cuando vocalizan mi nombre en la penumbra. Creo en la piel empapada en deseo del madrugar. Creo en mis sueños de estrellas caídas del mar. Creo en nuestro memorial de sortilegios. Creo en los amores que hieren y no matan. Creo en tu destierro del Olimpo. Creo en la jubilación del olvido. Creo en los ardores de tu deshielo. Creo en mis dedos fríos sobre tus senos. Creo en el desvelo cada vez menos. Creo en las promesas no vencidas. Creo en tus ojos omnipresentes de sal y pimienta. Creo en las caricias mal escondidas. Creo en el mío, el tuyo y el nuestro. Creo en el vacío de nuestros vasos. Creo en nuestras sábanas bajo secuestro. Creo en el mirar de lejos y sentirte en aumento. Creo en su dulce voz de alfajor. Creo ser el duende de tus boleros. Creo en el nunca haber estado aquí. Creo en los aromas de tus curvas, brisa de lluvia. Creo en el encontrarme al lado de tu vía. Creo que pronto subiremos eternos escalones de piedra. Creo en el recuerdo a flor de hiel. Creo en la trova que cantabas al aterrizar con tus alas. Creo en tus uñas haciendo suyas mi cuero. Creo que se quiso querer quererse. Creo en ti creyendo en mí, creo.